Hoy en día es fácil reconocer cuáles son las principales falencias de nuestra sociedad y podemos ver cómo nuestra generación está cayendo cada día más en un agujero del cual prácticamente ya no hay escapatoria; los niños y jóvenes de nuestro país se están hundiendo en la droga, la delincuencia, la vida fácil y la holgazanería, siendo tan sólo un pequeño porcentaje de ellos, los que de verdad toman conciencia y se preocupan de buscar un futuro mejor. Actualmente vivimos en un país regido por la ley del mínimo esfuerzo y la estupidez, donde prevalece más la mediocridad de hacer las cosas rápidamente, que la eficiencia de realizar un trabajo bien hecho o de hacer lo correcto.
No sé si estarán de acuerdo conmigo, pero encuentro bastante cómico manejar por las calles del centro de nuestra ciudad, uno no sabe si se está conduciendo por un lugar donde transitan personas que piensan o si se está en la selva llena de animales salvajes. Uno avanza en el vehículo al momento de dar la luz verde y lo lógico es que le gente se detenga o se haga a un lado para dejar pasar a los vehículos, como corresponde, pero no; avanzan con desesperación como si el mundo se fuera a acabar por no alcanzar a cruzar la calle, como si fuera lo más normal e importándoles un soberano rábano, atravesándose por donde quieren cual “gato de siete vidas” o cual “highlander el inmortal”. Es irónico, pero al pasar cerca de ellos o al tocarles la bocina, se molestan, te gritan o te insultan, ¿Quién tiene la razón? ¿Qué podemos hacer ante eso? O también podemos encontrar a aquel típico “caballero y amable” conductor, que en su propio conocimiento de lo que es la amabilidad, se le ocurre detenerse en la mitad de una avenida, para permitir que un imprudente e ignorante peatón cruce por donde no corresponde, enseñándole de esa forma que lo correcto es atravesarse por donde quiere y que lo incorrecto es cruzar en la esquina por los pasos peatonales como corresponde, ¿Es bastante cómico e irónico no?
Ahora, la pregunta que todos seguramente se hacen es: ¿Cómo llegamos esto?, ¿En qué momento se desvirtuaron los principios morales y conductuales básicos de toda sociedad? ¿De quién fue la culpa? Y la verdad, por más cruda que sea, es que la culpa fue de nosotros mismos, al ser demasiado permisivos y descuidados con la crianza de nuestros propios hijos, creando niños malcriados, rebeldes, sin límites y limitaciones, capaces de realizar cualquier cosa con tal de conseguir lo que quieren. Una vez escuché una frase que encontré muy cierta y decía: “Lo que somos y lo que nos ocurre hoy, es la consecuencia de lo que hicimos o no hicimos ayer” Es decir, que lo que está ocurriendo hoy con estas generaciones, es consecuencia de lo que no se hizo con ellos anteriormente.
Recuerdo cuando era pequeño, tuve la bendición de criarme en un hogar cristiano, donde fui formado y edificado según la palabra de Dios y según los principios que Jesús había dejado a su iglesia. Mis padres se encargaron de educarme de la mejor manera posible y de traspasarme aquellos valores morales básicos, como lo son el respeto a los demás y a la autoridad, la responsabilidad, la cordura, el orden y la limpieza, la verdad, la honestidad, el esfuerzo y el amor a Dios. Cuando me daban ganas de hacer nada o me ponía rebelde, me regañaban y con una sola palabra me hacían reaccionar y me activaban de nuevo, aunque muchas veces enojádamente, pero a la larga comprendí, y podría decir que estoy agradecido de eso.
Es triste caminar por ahi y ver a algunos padres que no pueden controlar a sus propios hijos, ver cómo los malcrían y permiten que hagan lo que quieran y que no respeten a los demás, esta claro que no existe una escuela para ser padres, pero por ese motivo es que todo tiene un diseño establecido por Dios y un tiempo adecuado, y muchos de los problemas que existen actualmente en las familias y que se ven reflejadas en sus hijos, es debido a su promiscuidad como padres. Jóvenes de 14 y 15 años que son madres y que lo toman tan ligeramente, como si fuera algo normal y sin relevancia. Jóvenes que son padres sin siquiera haber terminado sus estudios, viéndose en la obligación de ponerse a trabajar en lo que sea y en donde sea, frustrando su futuro y, en muchas ocasiones, convirtiéndose en personas mediocres y conformistas. ¿Qué se puede esperar de eso? ¿Qué clase de hijos van a salir de esa familia? Yo sé, que existe una minoría distinta que logra salir adelante, que tratan de inculcarle a sus hijos valores y se preocupan de que no cometan los mismos errores para que sean mejores personas, pero del total, son tan solo una pequeña minoría. Suena duro, pero esa es la realidad.
El problema principal se origina en la familia, padres que no son capaces de darles una formación y educación completa e integral a sus hijos, entregando a la sociedad hombres y mujeres mediocres, sin las herramientas y armas adecuadas para enfrentar de mejor manera los desafíos y los problemas, todo esto, seguido de un sistema educativo deficiente y poco formativo; y de políticas gubernamentales ineficientes que dan aspirinas para la apendicitis, en vez de operar para sanarla.
Nuestro país no tan sólo necesita profesionales “cabezones” que tengan muchos conocimientos con respecto a un tema o a una materia, necesita personas capaces de enfrentar desafíos, de sobreponerse al fracaso y a la adversidad, necesita hombres y mujeres con valores formados, con una base firme de virtudes morales, que lo lleven a ser una mejor persona y gestionar de mejor forma sus conocimientos, de manera que puedan ser un aporte a la construcción de una sociedad mejor.
Identificamos el problema… ¿Cuál es la solución?
Como decía anteriormente, todo lo que está ocurriendo hoy es consecuencia de aquellos errores que cometimos en el pasado, sin embargo, no está todo perdido ya que aún hay solución, pero es necesario cambiar el enfoque que se tiene con respecto a la gestión e impartición del conocimiento.
La única manera de poder lograr un cambio significativo en las futuras generaciones, es cambiando su mentalidad pero partiendo desde la base, que son los niños. Alguien podría asimilarlo a un modelo de educación funcionalista, pero es más que eso, más que impartir sólo conocimientos, es necesario formar al niño en todas las áreas, no tan sólo en lo intelectual… ¿Para qué?... Para lograr que esos niños se conviertan en hombres y mujeres activas y comprometidas en la acción diaria con todas sus energías. Que sean personas que tengan conciencia de las dificultades que tiene la vida y que estén dispuestas a afrontarlas sin miedo, sin duda y confiados en Dios, que estén dispuestas a verlas como un desafío nuevo por alcanzar, convencidos de que su misión es llevar un estilo de vida realmente digno y distinto para sus hijos, mediante el uso de su sabiduría, sus capacidades físicas, morales e intelectuales, sin hacer uso de artimañas y conjuraciones.
Según mi punto de vista, la gestión del conocimiento debe girar entorno a 5 tópicos, que son:
a) Educación basada en virtudes morales, como lo son la disciplina, la perseverancia, la responsabilidad, el liderazgo, la honradez, la cordura, la fortaleza, la abnegación, el esfuerzo, la templanza, etc.
b) Educación cívica.
c) Desarrollo cultural y social.
d) Desarrollo intelectual y de capacidades.
e) Desarrollo físico y vida sana.
No basta con que en los colegios e instituciones educativas sólo se impartan conocimientos, es necesario desarrollar en el estudiante todo este tipo habilidades, y si es posible, desde que entra en la sala cuna por primera vez, para que puedan adquirir otro tipo de formación, donde logren un desarrollo completo, comprendiendo el sentido y la importancia del civismo en nuestra sociedad, adecuándose a la realidad y a las necesidades de la vida práctica; donde puedan mantener una vida saludable y de ejercicio físico constante, donde puedan alcanzar aquel nivel que les permita auto- controlarse y actuar en rectitud, buscando mejorar continuamente y no buscando la manera de hacer las cosas incorrectamente . Sólo de esta forma lograremos subir otro peldaño más para alcanzar el tan anhelado desarrollo, para cambiar nuestra imagen y la falta de cultura que abunda en nuestro país.
Es necesario un cambio radical y desde la base, ya que si logramos renovar la mentalidad y modificar la forma de gestionar el conocimiento para las nuevas generaciones que vienen, se verá reflejado en todas las esferas de nuestra sociedad: social, cultural, moral, empresarial y económico… ¿Se ve difícil?... Sí, se ve difícil, pero si se parte con los niños de hoy; cuando lleguen a ser adultos van a notar las diferencias, los cambios y los resultados que se van a obtener.